dimecres, 26 de desembre del 2012

Feliz cumpleaños a mí

Nochebuena y Navidad me ponen un poco tristecilla, pero luego cuando acaban viene lo bueno: ¡mi cumpleaños y fin de año! Wiiiii!

divendres, 21 de desembre del 2012

¡Llega el fin del mundo! ¡Y Navidad!

No sé qué tiene la Navidad y estas fechas que me deprimen, aunque el día 26 sea mi cumpleaños... Son fechas que ás que deprimirme, me agobian. Me siento obligada, presionada, a hacer según qué cosas, con según qué gente, y siempre un poco de lo mismo. Que soy de agobio fácil, vamos. Pero que os deseo muy buena navidad y un feliz año nuevo y todo eso, ¿eh?

dimarts, 18 de desembre del 2012

*Un respiro*


Aunque parezca mentira, me pongo colorá cuando me miras estoy hasta arriba de faena. Sé que me saco la carrera un poco despreocupadamente como quién se pasea por un centro comercial y va mirando escaparates, pero eso no quita que el sólo hecho de asistir a clase (recordemos que me hacen firmar) me quita mucho tiempo. Con una troncal y seis optativas... Meh.

dilluns, 17 de desembre del 2012

Querida herida:

No recuerdo muy bien por qué te abriste. Pero vuélvete a cerrar, por favor.


dilluns, 10 de desembre del 2012

No volveré a hacerlo más...

...no he encontrado respuestas.
¿Y si no regreso jamás
y este ruido no cesa?

dijous, 6 de desembre del 2012

HEX, casi la peor serie de la historia


Hex es una serie que no tiene ni sólo un poquito de sentido. Es una serie que empezó muy bien, pero que de alguna manera decidieron cagarla, así porque sí.

dimecres, 5 de desembre del 2012

Todos pensamos en la muerte, ¿no?


Uno de los criterios diagnósticos para la Depresión Mayor es que la persona piense a menudo en la muerte, sobre todo en la suya. Pero... todos, en mayor o menor medida, con detalles o sin ellos, pensamos en la muerte alguna que otra vez, ¿no? No es algo que yo vaya preguntando por ahí, pero la muerte no debería  ser un tabú. Se debería poder hablar de ella, porque es algo natural que nos llegará a todos, pero que crea muchas ansiedades.

Personalmente, no pienso casi nunca en mi propia muerte, porque me da igual. No quiero saber cuándo moriré, pero si un día voy y me muero, me dará igual porque para cuando me dé cuenta, ya estaré muerta. Y no creo en la vida después de la muerte. 

Pero me he dado cuenta de que pienso a menudo en la muerte de los demás. Y me aterra. A veces me pasa que me pongo a pensar: "¿Y si a mi novio, que se mueve tanto en coche y por carreteras donde ha habido tantos accidentes, le pasara algo?". Y me imagino qué pasaría si muriera, y entonces me censuro a mí misma, me aparto de ese pensamiento, y no porque me haga sufrir (que también), pero si dejo de pensar en ello es porque me da la sensación que cuánto más tiempo pienso en ello, más crecen las posibilidades de que pase. 

Es una tontería, lo sé, pero anoche me sorprendí a mí misma pensando en qué pasaría si mi hermana muriera. Y me muero de dolor, pero lo que me hace sacudir la cabeza y quitar ese pensamiento de mi mente es que pensando en ello, pase. 

Y no sólo ellos, pienso en la muerte de mis amigos, de mi familia, hasta del perro. Tengo suerte porque se me han muerto pocas personas queridas, pero una muerte que me impactó y que me afecta es la del perro de mi abuela. No me voy a deprimir por ello, pero me da mucha lástima cuando lo recuerdo. Lo atropellaron y estuvo agonizando un poco antes de morir. Y mi abuela lo vio. Yo me imagino la escena y me da mucha cosa. ¿Está mal que me dé más pena la muerte de un perro que la de una persona? Es que era tan inocente...

dilluns, 3 de desembre del 2012

¡Heeelp! Se busca psicópata

Helloooo~~~~
Tengo un pequeño problema académico, y es que para la optativa de Trastornos de la personalidad, tengo que crear un blog fingiendo que soy una persona con un trastorno de personalidad. En concreto, con mi trastorno de la personalidad favorito: ¡el antisocial!


El trastorno antisocial de la personalitat, también conocido como psicopatía o sociopatía, no es esa gente que no quiere de salir de su casa o ir de fiesta y que se le dice: "Aaaaay, es que eres un antisocial". NO. Si conoces a una persona diagnosticada con este trastorno de la personalidad, ¡huye! Porque te hará daño, y no tiene por qué ser un asesino en serie. Hay muchas maneras de hacer sufrir a la gente, huhuhuhu *sonrisa maligna*.


Total, que tengo el blog creado ya, ¡pero no sé cómo arrancar! Se supone que soy una chica de unos 20 y pico años, que estudia ADE (muchos directores de grandes empresas tienes este trastorno, ahí lo dejo...), y no sé qué más poner sin que sea muy cliché ni exagerado. Tengo una poca idea de algunas cosas que podría escribir, pero necesito un poco de ayuda.

Se aceptan sugerencias, lo que sea TT^TT

divendres, 30 de novembre del 2012

Mi extraña adicción

Adicción es toda aquella actividad que nos provoca un gran placer practicar, pero que luego nos provoca un sentimiento de pérdida de controly puede que de arrepentimiento, porque nos afecta en alguna área de nuestra vida.

Mi adicción es la de nuchas personas más, supongo, pero estoy empezando a perder el control. Mi addición es ¡DORMIR! 


A ver, me produce placer hacerlo, me deja hasta en un estado alterado de conciencia, obviamente, y luego siento que aunque me pongo el derpertador, siempre tengo que pararlo y seguir durmiendo, como una droga a la que no puedo decir que no. Pero está afectando a mi vida académica porque hace un par de meses que a duras penas asisto a las clases que tengo por la mañana, y más si estoy en casa de mi novio durmiendo. 

Él se ducha, se va, y yo, de mientras, me quedo pensando: '¿voy o no voy?'. Y no voy. Espero a que mi novio se vaya y luego hago la cocreta croqueta hasta su lado de la cama para volverme a dormir con su olor. Y así hasta que me despierto y me voy a casa, haciendo ver que vuelvo de clase.

El problema es que justamente las asignaturas que tengo por la mañana, son de ésas en las que se pasa asistencia. Pero, a ver, ¿a quién se le ocurre pasar asistencia? Son, precisamente, asignaturas en las que las profesoras se limitan a leer un PowerPoint, y sobre todo la del viernes, es soporífera. 

Por si fuera poco, vivo en la otra punta de la ciudad, y tengo que ir en bici. Pero al igual cojo la bici a las 8 y media de la mañana, con el frío que hace, para cruzar toda la ciudad, hacer una clase que no me aporta nada y luego volver a cruzar la ciudad. Me da palo, la verdad. Pero sé que lo tengo que hacer.

El problema de fondo es que ir a clase no me motiva nada. A cada año de carrera, menos me importan las cosas. Suerte que el próximo semestre sólo tengo dos optativas (no seis como ahora) y sólo una es por la mañana. Haré el esfuerzo, lo juro.

Este semestre no sé cómo acabará, tengo hasta miedo de suspender por mis faltas. Le he pedido ayuda a mi novio, le he pedido que me obligue a levantarme, o que me convenza, o que haga algo, no sé. No puede ser esto...

dimarts, 27 de novembre del 2012

Qué monas las niñas japonesas (parte II)

Hace un par de semanas escribí una entrada en la que hablaba de las cartas que habíamos recibido desde Japón, que tendríamos que contestar. Pues ya he contestado yo a las dos chicas que escogí, y las escaneé antes de dárselas a la profesora, para guardar un recuerdo.

(carta a Riko, de 10 años)
(carta a Mayu, de 15 años)
(el dibujo que le hice a Mayu. El personaje es Ashura, de Tsubasa Reservoir Chronicle)
Aunque es probable que no entendáis ni papa de lo que pone en las cartas y no os déis cuenta de que mi caligrafía en japonés es nefasta, ¿a que quedan bonitas?

El dibujo fue lo que más me gustó hacer, por supuesto. Hacía tiempo que no me paraba unos minutos a hacer un dibujo mínimamente currado. Estoy satisfecha con el resultado, aunque el original se veía mucho mejor y tenía como más brillo, pero bueno.

Por cierto, ¿qué creéis, que es hombre o mujer el/la del dibujo? Huhuhuhu.

diumenge, 25 de novembre del 2012

WATAFAK? Hackers chinos

A veces pasa que estás tan tranquila en tu casa, un domingo por la tarde, intentando hacer un examen online, y recibes un mail de Google con el tema: "se ha evitado un inicio de sesión sospechoso". Tú, con mucha curiosidad, dejas lo que estás haciendo y lo abres. Y te encuentras esto (está en catalán pero se entiende bastante bien):

(click en la imagen para hacer más grande)
Lo que viene a decir, si os fijáis, es que alguien desde China ha intentado entrar en mi cuenta de Google, donde tengo Google+, YouTube, Blogger, Gmail y alguna otra cosa más, seguro. Y yo me quedo con cara de: 


Anonadada me hallo.

divendres, 23 de novembre del 2012

Voy a decir una cosa

Y sólo la voy a decir una vez: los psicólogos (y estudiantes de psicología) también necesitan psicólogos, igual que a un médico se le puede desarrollar un cáncer o los dentistas tienen los dientes torcidos.


Es muy triste que haya incluso estudiantes de psicología que crean que ir al picólogo es 'que estás muy loco'. ¿Pues pa' qué te metes? Somos personas y tenemos y hemos tenido problemas. También se nos mueren los padres, nos dejan las parejas, nos violan, nos volvemos adictos o tenemos familias muy desestructuradas y problemáticas. Y nos afecta ver las cosas que vemos. 

Que un psicólogo vaya al psicólogo cuando tiene algún problema creo que lo hace más competente que el que se cree un dios omnipotente que va a 'curarlos' a todos. Nadie se salva de esto que llamamos vida.

dijous, 22 de novembre del 2012

Consejos antiestrés (sobre todo para chicas heterosexuales)

Si estáis estresadas (como yo últimamente), o os sentís ansiosas o un poco tristes, os voy a dar un consejo. Si tenéis un ordenador a mano, buscad la palabra 'kitties' o 'puppy' en Google, y eso ya puede ayudar un poco.

Pero si no tenéis un ordenador cerca y estáis digamos, por ejemplo, andando por la calle, pensando en todo lo que tenéis que hacer, en lo cansadas y hartas que estáis, expulsad esos pensamientos y substituidlos inmediatamente por imágenes mentales de lo más tranquilizador que puede haber sobre la faz de la tierra: 

BEBÉS

CACHORROS


GATITOS

Y MAROMOS
(Qué casualidad que si pones 'maromo' en Google salga Michael Fassbender, eh. Bueno, es mentira, vale, ¿qué pasa? Ha quedado claro, ¿no?)

Y BEBÉS CON CACHORROS


Y MAROMOS CON CACHORROS



Y GATITOS CON CACHORROS


¡Y CUALQUIEN COMBINACIÓN!


Y ahora soy más feliz.

dimarts, 20 de novembre del 2012

El dentista y yo (romance interminable)

**AVISO A LA POBLACIÓN**
Esta entrada puede ser un poco explícita (tampoco pa' morirse), pero los aprensivos, que se abstengan. Y si estáis esperando leer un relato en el que me lío con un dentista buenorro, también podéis absteneros, aunque sería un buen argumento para un relato erótico, ¿no? Tal vez debería escribirlo... Ay, que me voy del tema.


¿Os acordáis de esta entrada en la que contaba cuán traumatizada me había dejado una película sobre un dentista muy sádico? Pues esta tarde me he reunido de valor y he decidido visitar a mi viejos amigos de la consulta. 
(Ojalá fuera éste el amigo, pero no)
Llevo yendo al dentista (y al mismo sitio) desde que tengo 4 años. ¿La razón? Porque mi padre me dejó una herencia desastrosa de dientes mal colocados, dientes grandes que no caben en una boca pequeña y encías que hacen lo que les da la gana.

No recuerdo cuántas veces me han pinchado, sacado dientes, puesto braquets, hecho moldes, puesto empastes, yo que sé, un sin fin de cosas.

Primero, cuando era una niña inocente y, debo decirlo, muy valiente, me sacaron 4 dientes (o más). Me los sacaron pa' siempre, los que no eran de leche, porque no me cabían los demás en la boca y me estaban creciendo en lugares insospechados. Recuerdo que también me lamieron limaron los colmillos, cosa que ahora lamento profundamente.


Para quitarme los respectivos dientes tuvieron que pincharme la anestesia, está claro. Dios no recuerdo nada tan horrible, sobre todo si eran de arriba y tenían que pinchar al paladar. Pero eso no era más que el principio de una pesadilla que aún dura...

A los 12 años o así, llegaron los braquets, esa cosa tan glamurosa y estética que, por suerte, llevan muchos púbers. Fue una etapa muy trágica de mi adolescencia, porque, además, dolía mucho. Y se metían conmigo en el cole :( Me llamaban Renfe (encima el chico que me gustaba) y yo que sé qué más. Un trauma, vamos.

(con lo mona que era, joé)
A los 13 me quitaron los braquets y me hicieron un molde para unas fundas transparentes para llevar mientras dormía. Entonces me encontraron otro problema: tenía las encías de abajo muy bajas, y podía ser que con el tiempo hasta me quedara el nervio de los dientes de delante descubierto. Total, que luego tenía que ir a revisiones y controlarme las encías y tal y pascual. Pero no sirvió de mucho, porque las encías me remitían inexorablemente, y a los 17 años llegó la primera intervención chunga que me hicieron.

Fue un proceso largo y complejo (bueno, no tanto, duró 3 horas). Yo tenía que estar consciente y con lo aprensiva que soy y, sabiendo lo que me iban a hacer, estaba muy nerviosa. La intervención consistía en que me extirparían un poco de carne del paladar (que se regenera bastante rápido) y me la coserían a la base de la encía (donde acaba el frenillo del labio), para que se acoplara y la encía subiera. Os enseñaría fotos de como está ahora, que no queda mal, pero no sé si lo queréis ver.

Mientras me operaban, yo escuchaba múscica con mi mp3, para intentar no hacer caso a los ruiditos extraños y terroríficos propios del dentista, e iba drogada como un caballo, tanto que hasta me parecía gracioso que, cuando me cosían el colgajo de paladar a la encía, el hilo de sutura me hacía cosquillas en el labio. Y vi cosas. Cosas que ahora me dan cosita, pero que entonces ni me importaban. El post-operatorio fue lo peor. Llegar a casa, tener que lavarme la herida, verme el paladar ahí abierto, con dos tramos en carne viva, que por supuesto no dejaban de sangrar. Tragué tanta sangre que hasta llegaba a vomitarla. 

(Precioso, ¿eh?)
Esa vez me quitaron cachos de paladar de cada lado, y tuve que llevar la funda transparente, que cubría el paladar, durante dos semanas, hasta para comer. Bueno, comer, lo que sea que hiciera, porque comer no comía mucho. Papillitas y calditos y purés. Adelgacé bastante, porque además entré en un tipo de mini-depresión porque me costaba horrores hablar, y me dolía mucho hasta reírme, y eso me mataba. ¿No poder hablar ni reír? ¡Venga ya!

Y dos años después me lo tuvieron que volver a hacer... Dejaron que el paladar se regenerara bien, ¡y me lo volvieron a extirpar! Pero sólo de un lado, porque el trozo que quedaba por cubrir era más pequeño. Y lo mismo otra vez, pero no tanto. 

Pero, ¿os pensábais que queda aquí? ¡No! A los 20 me empezaron a salir las muelas del juicio de abajo y, obviamente, me salían mal. Salían hacia los demás dientes y me movieron todos los dientes de abajo (tanta ortodoncia para nada, leches). ¿Lo mejor? Una de las muelas atrevesaba un nervio de la boca y era un poco arriesgado sacarlos, así que tuve que ir a un especialista. Un hombre un poco bruto, pero bueno, hizo su trabajo. Y otra intervención: me abrieron la encía y me sacaron la muela más problemática, que pobrecilla aún no había salido. Y me cerraron, me cosieron, y una semana de post-operatorio. Y al año siguiente, la del otro lado.

Y yo creía que mis problemas con los dientes acabarían aquí. Pero me equivocaba. Oh, si me equivocaba. Hace unos días me di cuenta de que una muela del juicio de arriba, me ha agujereado la encía por un lado y asoma un poco por allí. Cuando me toqué con el dedo y en vez de encía había un agujero y notaba el esmalte del diente, casi me desmayo. Total, que sí, me han hecho hoy otra radiografía y resulta que las de arriba me salen hacia afuera, pero no se veía en la radiografía anterior de hace 2 años. Total, que ahora tengo que volver a pedir hora para que me saquen las de arriba. Las dos a la vez, y a tomar Fanta ya.

Qué deprimición... No quieroooo...

diumenge, 18 de novembre del 2012

Lo poco que sé del Guild Wars 2, de momento

Este fin de semana, en vez de leerme los artículos que tenía que leerme, he estado jugando a varias cosas (y viendo varias series, pero ya hablaremos de eso otro día). 

Un amigo mío que juega al Guild Wars 2, un juego de rol masivo, similar al World of Warcraft pero muy diferente (cuando has estado 3 años enviciada al WoW, ya nada es lo mismo...), me ha dado una cuenta de prueba para el fin de semana, y no lo he probado mucho porque tengo un vicio con el Black Ops 2 que sí que es normal, pero que me hace olvidar todas mis obligaciones.

En el Guid Wars 2, me he creado cuatro personajes (con lo que me gusta a mí crear personajes, por favor).

Os presento a Wiennah (tiene ese nombre porque cualquiera que ponía ya estaba cogido). Ésta mujén con ese pelo Pantene (por eso está de lado, para que lo contempléis) tiene un ataque muy gracioso que se llama Clon de éter. Consiste en que va tirando un rayo lila y van saliendo clones de ella misma que no hacen NADA. Pero luego puedes explotar a los clones y hacen daño al enemigo. Es muy "what the fuck", pero me gusta. 
Lleva una máscara muy fea, pero todas eran bastante horribles, pero bueno. Le he puesto un tatuaje que le cubre los brazos y las piernas, no sé por qué. Esta clase en sí no me ha acabado de convencer. 

Luego viene Rozh Liena, una Sylvari. Esta gente son medio humanos medio plantas, no sé, una cosa rara, pero el creador de personaje de esta raza está muy bien, puedes escoger el patrón de piel, y los peinados son muy divertidos, son hojas, vaya. 
Escogí una guardabosques porque decía que usaban arco, pero luego usaba un hacha. Supongo que tiene que tener un nivel superior para poder usar el arco. Una lástima.
Lo bueno es que me acompaña un leopardo que me ayuda contra los enemigos. Y que es muy mona.


Os presento también a Carlos Borromeo. Tampoco encontraba un nombre digno para él que no estuviera cogido, y le puse el nombre del santoral de mi padre, que se llama Carlos, sin el Borromeo. Pero, ¿a que mola?
Es un humano con un pasado muy oscuro y un morado permanente en un ojo, juas. Lo hice lo más guapo que pude, y por supuesto, Elementalista, que es de siempre la clase que más me gusta en todos los juegos similares, que pueden tener otros nombres como mago, hechizero... 


Y por último, y no menos importante porque creo que es la que más me ha gustado, la Nigromante (porque, seamos sinceros, el Elementalista está ya muy visto, hechizos de agua, fuego, tierra o aire).
Se llama Lucy Inferno (de Lucifer, hehehe, se ma va...). Es también Norn, pero me he currado un poco más su aspecto y su tatuaje. Mi novio dice que se parece a mí (espero que no).
Ésta mola porque es una mala malota que invoca muertos para partirle la cara a sus enemigos. Y tiene ataques como: Garras desgarradoras (válgame la redundancia) y Garras espantosas. Además se puede convertir en forma espectral (un humo verdoso) y seguir partiendo caras.
Lleva también una máscara (a escoger entre calavera, demonio o espectro fantasmal) de un demonio, que queda hasta chula.



Total, que el juego me gusta pero no me lo compraría por cuatro simples razones:
- no tengo dinero
- no tengo tiempo para disfrutarlo como debería
- no quiero volverme adicta a otro juego de rol online, porque tengo un historial que tela
- cuesta mucho subir de nivel, se hace un poco pesado al principio (luego no sé...). No como en el WoW ¬¬

Y como hoy se me acaba el período de prueba y sigo sin tener ganas de hacer lo que tengo que hacer, voy a jugar un ratillo. Lo que se me hace difícil es escoger con cuál quiero jugar. Creo que cogeré a Lucy Inferno, que es con la que menos he jugado.

dijous, 15 de novembre del 2012

Call of Duty: Black Ops II

Pues hace un par de días tuve por fin mi Call of Duty: Black Ops II para ordenador. Fue un regalo de mi novio para mi cumpleaños (no vayáis en masa a enviarme regalos, que aún queda mes y medio aprox), porque aunque la versión para PC es la más barata (unos 49,90€) no me lo podía permitir.

(Con el juego venía un poster con esta imagen, que además es la que tuvo mi novio de imagen de perfil de Facebook mucho tiempo, y me hace gracia, hasta se parece a él un poquillo)

De hecho, ya había jugado antes a algunos Call of Duty, pero siempre eran piratas y lo único que podía hacer era pasarme el modo Historia o jugar contra bots (contra la máquina, vamos), pudiendo elegir sólo entre 4 armas y clases. -.-

Vamos, que estoy muy ilusionada porque es la primera vez que tengo una cuenta REAL de Call of Duty y que puedo jugar con gente de verdad y esas cosas. Eso sí, soy más mala que pegarle a un padre con un calcetín sudado, pero es que soy una novata de la peor calaña. Paciencia conmigo. No me conozco los controles aún, y menos aún los mapas, y cuando me encuentro con un enemigo de caras, antes de que me dé tiempo a reaccionar, ya he muerto de forma indigna cuatro veces. 

Pero no todo es malo. Ayer hice hasta una puntuación positiva varias veces (matar más veces de las que mueres), pero luego me dio por cambiar el arma y vamos... que la lié parda. Entre que hay tantas armas para escoger, tantos accesorios, tantas ventajas, que me pierdo, pero algún día llegaré a ser una jugadora dijna. 

Hasta mi madre se ha quejado ya de mí, que chillo que parece que me estén matando, que algún día bajarán los vecinos a ver qué me pasa. ¡Pero es que es frustrante! Pero lo mejor es cuando mato yo a alguien, que suelto una carcaja malvada cual malo maloso de peli mientras acaricia un gatito. 

Eso, que voy a jugar un ratico a ver si me las apaño o si acabo en un rage quit.

dilluns, 12 de novembre del 2012

Hablemos de libros, por favor


Estoy literaturalmente (¿?) estancada. Hace un par de meses me dediqué a escribir en un Excel todos los libros que recuerdo haberme leído, a base de recorrer todas las estanterías de mi casa y apuntarme los títulos y autores. Llevo, hasta el día de hoy, 92, que no sé si son muchos o pocos teniendo en cuenta mis casi 22 años. 

La cuestión es que un día replegué de casa de mi abuela los clásicos de la literatura universal, de una colección que tenía por allí, y aún tengo pendientes:

Cien años de soledad
Las olas
Nana
El retrato de Dorian Gray

Pero es que me da una pereza empezar... No sé, me cuesta mucho ponerme y nunca sé cuál debería empezar primero. Además, para mi cumpleaños (26 de diciembre) mi hermana está mirando de regalarme Jane Eyre en inglés (dios sabe que me encanta esa novela que aún no me he leído, curioso, ¿eh?), y para su cumpleaños, en dos semanas, yo le he comprado Cincuenta sombras de Grey y en cuanto ella se lo acabe me lo pienso leer, porque soy muy mainstream y si ha vendido más copias que Harry Potter será por algo. Además hay rumores que cuentan que están pensando en hacer la película y Michael Fassbender tiene muchos números para ser el prota. Y que es literatura erótica, hombre, que eso siempre ayuda.

(excusa para poder poner una foto de mi Fassy)


En fin, que a parte de esta lista de espera, acepto sugerencias. 

divendres, 9 de novembre del 2012

Qué monas las niñas japonesas

Ayer, en clase de Japonés en Nipponia, nuestra profesora, Chinatsu, nos trajo unas cartas que habían llegado desde Japón, a través de una amiga de la dueña de la academia, de niños y niñas que estudiaban inglés allí. Las cartas estaban escritas en romaji (en el abecedario latín), y eran todas muy cuquis. Eran de niños y niñas de entre 6 y 12 años, la mayoría, y había una de una chica de 15 años a la que le gustaba el manga y el anime (que venía con dubujo incluído).

(La carta de Riko Sutô -10- y el dibujo de Mayu Tanigawa -15-)
(La carta de Mayu Tanigawa)
Nosotras (las tres alumnas que somos) teníamos que leernos las cartas de los niños de 10 años, escoger una y contestarla, para que los alumnos de cursos inferiores pudieran cartearse con los niños de 6 a 10 años.

Yo escogí la carta de una niña de 10 años, Riko, que me hizo gracia, pero mi profesora me dijo que contestara mejor la de la chica de 15, Mayu, ya que teníamos gustos parecidos y era más complicada (la carta, no la chica haha). Aún así, decidí contestar también a Riko porque como había un montón de cartas, me daba penica que algunos niños no obtuvieran respuesta (¡no se juega con las ilusiones de los niños, eh! Eso es SAGRADO).

En clase redactamos un esbozo de la carta que enviaríamos, y para el próximo día tenemos que llevar folios decorados y bonitos para pasar las cartas a limpio, ya para entregarlas. Además, mi profesora me dijo que podría hacerle un dibujo también a Mayu, y se lo voy a hacer.

Ahora, que tengo la tarde más o menos libre, me voy a poner a ello. Cuando lo tenga todo pasado a limpio y el dibujo hecho en el papel bonito, os enseñaré el resultado. Y a ver si me contestan. Me haría mucha ilusión.

P.D: Estoy segura de que esta entrada le hará gracia a Eleone.

dijous, 8 de novembre del 2012

Spartacus, biatch

Pues estoy super-viciada a esta serie de gladiadores, tanto que a pesar del poco tiempo del que dispongo ya voy por la tercera temporada. De hecho, la segunda temporada es una precuela de la primera, mientras el actor protagonista se recuperaba de una leucemia. Como no sobrevivió (muy al pesar de todos los fans y amigos de Andy Whitfield), en la tercera temporada (siguiendo con la trama de la primera) contrataron a un nuevo protagonista para que siguiera su papel.

(Andy Whitfield en el papel de Spartacus)
La serie me enganchó desde el primer capítulo y la recomiendo totalmente. Está muy bien hecha y sigue bastante fielmente las costumbres y la cultura romana.
El protagonista tenía verdaderamente mucho carisma, y como que para cuando empecé a ver la seria ya sabía que ese actor había fallecido, tenía unos sentimientos extraños por él, cada vez que pensaba en ello, me ponía muy triste.

(Manu Bennett de Crixus)

La trama de la serie pasa en un Ludus de Capua, ciudad en la que es Campeón Crixus, y será el archienemigo de Spartacus, claro está.
Este personaje es, sin duda, mi favorito. Porque está de toma pan y moja empezó siendo un mindundi y se convirtió en un megahipercrack y los dominó a todos. Además no es el típico sádico putero, es muy cuxiflú y Dios sabe que me encantan los hombres duros por fuera y tiernos por dentro (¡como los huevos!). Pero no os voy a spoilear. Sólo diré que mi amor por Crixus será eterno e incondicional.

(Peter Mensah, también conocido como el de la patada de "¡ESTO ES ESPAAAARTAAA", en el papel de Enomao, el instructor de los gladiadores)
Este pobre hombre es el cuernudo de Capua (oops, spoilers) pero es muy enrollao el chaval. Me gusta porque no se está de hostias y es un ejemplo más de hombre-huevo. 

No hace falta ser muy ducho en series de acción para darse cuenta de que estos tres son los buenos buenotes que van a masacrar a los malos malotes (o lo intentarán al menos).

Algo curioso es que me acabo de enterar de que estos tres personajes existieron en la vida real, y fueron los jefecillos de la Tercera Guerra Servil (que acabó como el Rosario de la Aurora, porque no he podido evitar leer un poco del artículo de Wikipedia y autoespoilearme).

Ahora que sé que algunas de las cosas que pasan en la serie sucedieron realmente, pues como que me mola más, porque no tenía ni idea. 

(Liam McIntyre, el nuevo Spartacus)
(Viva Bianca en las carnes de Ilitía, la mala malota)
Esta tía está como una cabra y es más falsa que un billete de tres euros, pero es un personaje que, a pesar de sus cosillas de loca y de psicópata, me gusta. En el fondo ella no tiene la culpa de estar como un cencerro.

(Lucy Lawless, también conocida como Xena la princesa marimacho guerrera, como Lucrecia, la esposa del propietario del Ludus)
Ésta, otra que tal, está obsesionada por tener un hijo y hará cualquier cosa, ¡CUALQUIER COSA!, por tenerlo, y por poder subir en la escala social. Pobrecilla, esta mujé es la que más me gusta de las féminas, y siento una compasión muy ferviente por ella.

(Y John Hannah, que hace de Batiatus, el dueño del Ludus y el marido de Lucrecia)
Este es, con diferencia, el personaje que más odio. Simplemente porque, sintiéndolo mucho por el actor, me da rabia su cara (me recuerda a alguien, no sé). 

Hoy he visto el primer capítulo de la tercera temporada y me he emocionado mucho. Tanto que quería hablaros de la serie y, si aún no la habéis visto, recomendarla, porque realmente vale mucho la pena.

Además salen muchos desnudos y escenas picantonas. Sé que eso no os importa, pero ahí lo dejo, huhuhu.

dilluns, 5 de novembre del 2012

Me estoy quitando

Yo tengo un vicio muy malo malísimo que resulta que es un tic. Sí de ésos como los que la gente hace, como parpadear mucho, o mover el cuello de vez en cuando, o subir los hombros. Pero mi tic consiste en arrancarme las pieles de los labios. Con los dedos normalmente, aunque cuando tengo los dedos ocupados (como cuando estoy en el ordenador o leyendo), no tengo ningún reparo en arrancármelas con los dientes.


Y claro, duele. Duele de cojones, pero es que me da igual, no puedo evitarlo. Hace años que lo hago, constantemente, y aunque mi novio me lo hace notar, normalmente no me doy ni cuenta, a pesar de que me duele. Porque, además, cuando estoy concentrada en algo no puedo parar de hacerlo, y claro, pongo unas caras raras, que parezco una abuelita, según me dicen.

Pero como tic simple que es, tiene solución. Lo primero es darme cuenta de que lo estoy haciendo y parar. Y hacer que sea físicamente difícil o imposible, como taparme la boca (eso no lo he hecho ni creo que llegue a ese punto) o ponerme cacao que, a parte de repararme las grietas múltiples que tengo (hay trozos que están, simple y llanamente, en carne viva), me he condicionado de tal forma que cuando llevo el cacao labial no me arranco las pieles, aunque no puedo evitar refregarme los labios constantemente, pero porque tengo pieles sueltas susceptibles de ser arrancadas y la tentación es fuerte. En pocos días tendré los labios normal y no tendré que usar el cacao para no arrancármelas.

Lo sé porque ya me he rehabilitado antes, aunque recaí. A ver si esta vez puedo hacer que dure. Dejará de ser un tic, en teoría, cuando lleve más de dos meses consecutivos sin hacerlo, por muy nerviosa / concentrada / triste / aburrida que esté. 

Va, que yo puedo. ¿Conseguiré dejar de hacerlo tanto tiempo? ¿Podría conseguir dejar de hacerlo para siempre? Ains... no sé.

dissabte, 3 de novembre del 2012

¡No quiero estudiaaaar!


Quizás está mal que lo diga pero, hasta ahora, yo siempre había sido una buena estudiante. Bueno, no, una buena contestadora de exámenes, dejémoslo así. Porque estudiar, lo que es estudiar, tampoco lo hacía mucho. 

Cogía el libro, me miraba un poco el temario y más o menos sabía discriminar lo que era importante de lo que sabía que no preguntarían y me acordaba más o menos del contenido. Luego en el examen, sólo tenía que recordar en mi carpeta de archivos mental qué era lo que decían los apuntes sobre tal tema y ya estaba hecho.

Pero es que a medida que han ido pasando los años, me he hecho más perra. No es que haya perdido esa capacidad de síntesis y memoria que tenía antes, es que ya ni siquiera soy capaz de coger los apuntes y leérmelo. Es que no quiero, oye. 


Siempre hago lo mismo: me espero al día antes del examen para pasarme toda la tarde anterior pasando los apuntes (osea, pasar los powerpoints caóticos de los profesores a Word, ordenadito, y subralladito y esas cosas, pero sin leérmelo realmente), y luego me imprimo los apuntes, los encuaderno y ahí se quedan: preciosos, con sus tapas, bien ordenados, olvidados...

Mis apuntes perfectos
Y eso es lo que me pasa ahora. Tengo un examen final el lunes, y hasta puede que suspenda la optativa, porque este curso (el último de la carrera) me lo estoy tomando con tanta calma que aún ni siquiera ha empezado para mí. 

Y pretendo aprobar el PIR y no soy capaz de irme mirando el temario durante el curso para ir mejor preparada después, como dije que haría...

Ains, va, me voy a leer un poco lo que tengo que estudiar... (O no...)

dijous, 1 de novembre del 2012

El monte de las ánimas

[Leyenda soriana. Texto completo]
Gustavo Adolfo Bécquer



     La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
     Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.

     Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.

     Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.

I
     —Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.

     —¡Tan pronto!

     —A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.

     —¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?

     —No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.

     Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.

     Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:

     —Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.

     Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.

     Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.

     Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.

     La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.

II
     Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.

     Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso: Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.

     Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.

     Las dueñas referían, a propósito de la noche de difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.

     —Hermosa prima —exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban—; pronto vamos a separarnos tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.

     Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.

     —Tal vez por la pompa de la corte francesa; donde hasta aquí has vivido —se apresuró a añadir el joven—. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte... Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía... ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar... ¿Lo quieres?

     —No sé en el tuyo —contestó la hermosa—, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo... que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.

     El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza:

     —Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo ante todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?

     Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.

     Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste monótono doblar de las campanas.

     Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo:

     —Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? —dijo él clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.

     —¿Por qué no? —exclamó ésta llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre las pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro... Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:

     —¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?

     —Sí.

     —Pues... ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.

     —¡Se ha perdido!, ¿y dónde? —preguntó Alonso incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.

     —No sé.... en el monte acaso.

     —¡En el Monte de las Ánimas —murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial—; en el Monte de las Ánimas!

     Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:

     —Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche... esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas... ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.

     Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores:

     —¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos!

     Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía, movido como por un resorte se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego:

     —Adiós Beatriz, adiós... Hasta pronto.

     —¡Alonso! ¡Alonso! —dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerle, el joven había desaparecido.

     A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.

     Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.

III
     Había pasado una hora, dos, tres; la media noche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho.

     —¡Habrá tenido miedo! —exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de difuntos a los que ya no existen.

     Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.

     Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.

     —Será el viento —dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.

     Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad.

     Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio.

     Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables.

     —¡Bah! —exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho—; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?

     Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.

     El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos.

     Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.

     Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!

IV
     Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.
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